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Creemos

que Dios es el Rey Eterno. Que es infinito, Espíritu inmutable, perfecto en Santidad, sabiduría, bondad, justicia, poder y amor. Él existe desde la eternidad como el Único Dios Viviente y Verdadero en tres personas de una sola sustancia, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, iguales en poder.

Creemos

que el reino de Dios es eterno. Desde su trono, a través de su Hijo, su Palabra eterna, Dios creó, sostiene y gobierna todo lo que existe: los lugares celestiales, las huestes de ángeles, el universo, la tierra, toda cosa viviente y los seres humanos. Dios creó todas las cosas muy bien.

Creemos

que Satanás, originalmente un gran ángel bondadoso, se rebeló contra Dios, tomando una hueste de ángeles con él. Fue arrojado de la presencia de Dios y, como usurpador del gobierno de Dios estableció un reino antagónico de tinieblas y maldad en la tierra.

Creemos

que Dios creó la humanidad a su imagen, hombre y mujer, para que se relacionen con Él mismo y que gobiernen la tierra. Bajo la tentación de Satanás, nuestros primeros padres cayeron de la gracia, trayendo pecado, enfermedad y el juicio de Dios, de muerte a la tierra. A través de la caída, Satanás y sus huestes demoníacas obtuvieron acceso a la buena creación de Dios. Ahora la creación experimenta las consecuencias y efectos del pecado original de Adán. Los seres humanos nacen en pecado, sujetos al juicio de Dios, de muerte, y cautivos del reino de las tinieblas de Satanás.

Creemos

que Dios no abandonó su gobierno sobre la tierra que Él sigue sosteniéndolo por su providencia. Con el fin de traer redención, Dios estableció pactos que revelan su gracia a personas pecadoras. En el pacto con Abraham, Dios mismo se unió a Su pueblo Israel, prometiendo librarlos de la esclavitud al pecado y de Satanás, y así bendecir a todas las naciones a través de ellos.

Creemos

que como Rey, más tarde, Dios por Sus actos poderosos redimió a Su pueblo de Egipto y estableció su pacto a través de Moisés, revelando su perfecta voluntad y nuestra obligación de cumplirla. El propósito de la ley es ordenar nuestra raza caída y hacernos conscientes de nuestra responsabilidad moral. Por la obra del Espíritu de Dios, nos convence de nuestro pecado y del justo juicio de Dios contra nosotros y nos lleva, para salvación, únicamente a Cristo.

Creemos

que cuando Israel rechazó el gobierno de Dios sobre ellos como Rey, Dios estableció la monarquía en Israel e hizo un pacto incondicional con David, prometiendo que su heredero restauraría el reinado del Reino de Dios sobre Su pueblo como Mesías para siempre.

Creemos

que en el cumplimiento del tiempo, Dios honró Sus pactos con Israel y Sus promesas proféticas de salvación enviando su único Hijo, Jesús, al mundo. Concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María, como verdadero Dios y verdadero hombre en una persona, Él es tal como Dios deseaba que fuese toda la humanidad. Jesús fue ungido como el Mesías de Dios y empoderado por el Espíritu Santo, inaugurando el reinado del Reino de Dios en la tierra, derrotando el reino de Satanás resistiendo la tentación, predicando las buenas nuevas de salvación, sanando a los enfermos, echando fuera demonios y resucitando a los muertos. Reuniendo a Sus discípulos, Él reconstituyó el pueblo de Dios como Su Iglesia para que sea el instrumento de Su reino. Después de morir por los pecados del mundo, Jesús fue resucitado de entre los muertos al tercer día, cumpliendo el pacto de bendición dado a Abraham. En Su vida sin pecado y perfecta, Jesús cumplió las exigencias de la ley y en su muerte expiatoria en la cruz Él recibió el juicio de Dios por el pecado, el cual nosotros merecíamos como transgresores de la ley. Con su muerte en la cruz también desarmó los poderes demoníacos. El pacto con David se cumplió en el nacimiento de Jesús de la casa de David, su ministerio Mesiánico, Su gloriosa resurrección de los muertos, su ascensión al cielo y su gobierno actual a la diestra del Padre. Como Hijo de Dios y heredero de David, él es el Mesías-Rey eterno, extendiendo el Reino de Dios por todas las generaciones y por toda la tierra hoy.

Creemos

que el Espíritu Santo fue derramado sobre la Iglesia con poder en Pentecostés, bautizando a los creyentes en el cuerpo de Cristo y liberando a los mismos los dones del Espíritu. El Espíritu trae la presencia permanente de Dios a habitar a nuestro interior para la adoración espiritual, santificación personal, edificación de Iglesia, dotándonos para el ministerio y haciendo retroceder el reino de Satanás con la evangelización del mundo mediante la proclamación de la palabra de Jesús y haciendo sus obras

Creemos

que el Espíritu Santo habita en cada creyente en Jesucristo y que Él es nuestro permanente Ayudador, Maestro y Guía. Creemos en la llenura o el empoderamiento del Espíritu Santo para el ministerio hoy, que a menudo es una experiencia consciente. Creemos en el ministerio actual del Espíritu y en el ejercicio de todos los dones bíblicos del Espíritu. Practicamos la imposición de manos para el empoderamiento del Espíritu, para sanar y también para el reconocimiento y empoderamiento a aquellos quienes Dios ha ordenado para liderar y servir a la Iglesia.

Creemos

que el Espíritu Santo inspiró a los autores humanos de la Santa Escritura, de modo que la Biblia no contiene ningún error en sus manuscritos originales. Recibimos los sesenta y seis libros del Antiguo y del Nuevo Testamento como nuestra autoridad final y absoluta, la única regla infalible de fe y práctica.

Creemos

que todo el mundo está bajo el dominio de Satanás y que todos los hombres son pecadores por naturaleza y elección. Por tanto, todos los hombres están bajo el justo juicio de Dios. Por medio de la predicación de las Buenas Noticias de Jesús y del Reino de Dios y de la obra del Espíritu Santo, Dios regenera, justifica, adopta y santifica a través de Jesúspor el Espíritu a todos los que se arrepienten de sus pecados140 y confían en Jesucristo como Señor y Salvador. De esta forma son liberados del dominio de Satanás y entran en el reinado del reino de Dios.

Creemos

en la única, santa, iglesia universal. Todos los que se arrepienten de sus pecados y confiesan a Jesús como Señor y Salvador son regenerados por el Espíritu Santo y forman el Cuerpo Viviente de Cristo, del cual Él es la cabeza y del cual todos nosotros somos Miembros.

Creemos

que Jesucristo encomendó dos ordenanzas a la Iglesia: el Bautismo en agua y la Cena del Señor, ambas disponibles para todos los creyentes.

Creemos

que el reino de Dios vino en el ministerio de nuestro Señor Jesucristo y que continúa viniendo en el ministerio del Espíritu a través de la Iglesia y que será consumado en la gloriosa aparición visible y triunfante de Cristo, su regreso a la tierra como Rey. Después que Cristo regrese para reinar, ocasionará la derrota final de Satanás y de todos sus secuaces y obras, la resurrección de los muertos, el juicio final y la eterna bendición de los justos y el eterno castigo consciente de los malvados. Finalmente, Dios lo será todo en todos y Su reino, Su gobierno y Su reinado, serán cumplidos en los nuevos cielos y la nueva tierra, recreados por su gran poder, en el que habita la justicia y en el que Él será adorado por siempre

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